Creo que todas hemos pasado por relaciones en las que el amor era algo incontenible, era tan intenso y tan real, que lograba impresionar a cualquiera que fuera testigo de ese amor tan profundo y tan intenso. Pero de repente, todo acabó, por una cosa u otra, se separaron los caminos y allí quedamos, rotas, destrozadas y queriendo olvidar de una manera tan imperante, que parece una obligación.

Y así vamos por la vida, con un roto en el corazón que conforme pasa el tiempo, se va haciendo un poco más pequeño, pero que permanece allí, como una cicatriz que no permite sanar, una cicatriz que sin importar cuanto tiempo pase, seguirá ahí hasta que la persona que la rompió, sea quien la repare.

Se separan los caminos

Las rupturas no son nada fáciles, pero cuando creías que pasarías toda tu vida con esa persona, el dolor es más intenso de lo que cualquier persona se puede imaginar, se convierte en algo inaguantable, en algo que parece nunca acabar. Se separan los caminos y te das cuenta que lo amabas con locura, que probablemente no volverás a sentir algo tan intenso y que ahora, ha acabado para siempre.

A pesar de que todo esto suceda porque te ha lastimado, porque ambos han cometido errores, porque él no ha te ha valorado como debía, porque ha tenido miedo y porque no ha podido continuar, el amor siempre queda allí, por lo menos para ti y es algo imborrable, a pesar de los errores, no sucede.

Vives, pero no olvidas

Si, vives, claro que sí, una vez que "superas" toda la situación, comienzas a vivir desesperadamente, comienzas a intentar reestructurar tu vida de nuevo sin que todo se vaya abajo, pero, aun así, no olvidas a esa persona que tanto lastimó pero que amaste con tanta intensidad que parecía imposible sentir algo de tal magnitud.

No logras olvidar a esa persona y aún sí, aprendes a vivir sin su presencia, sus mensajes, sus abrazos y hasta los más insignificantes detalles que marcaban la diferencia y resaltaba sobre todo los demás. Te resignas, sin creer que los caminos pueden volverse a juntar y ser el triple de increíbles.

Encuentran el camino de regreso

Y luego, un día, de la manera más espontanea posible, ambos encuentran el camino de regreso, donde han cambiado por los años y toda la experiencia nueva adquirida, pero, aun así, el amor sigue intacto, como si se fuese conservado en una cajita de cristal todo este tiempo. Se dan cuenta de muchas cosas y aunque al principio desconfías, tienes miedo y dudas, sabes que el es para ti.

Y justo ahí, cuando años después de un ruptura dolorosa, estas sentada un Domingo por la tarde, con esa persona que creíste que nunca más volvería, siendo feliz, sintiéndote completa y disfrutando de una vida juntos, es cuando te das cuenta que si el destino los quiere juntos, los caminos se enredaran, se perderán y se alejaran, pero jamás se romperán, porque al final, volverán a encontrarse y en ese momento, se unirán para siempre.