Frases como "la loca de los gatos" o "el lunático que habla con su perro," son el alimento de los vecindarios con vecinos más chismosos que el resto. Sin embargo, esas personas van a tener que retractarse, ya que ha quedado comprobado que las personas que hablan con sus mascotas, son capaces de vivir una mejor calidad de vida gracias a la gran inteligencia que los acompaña.
Otorgarles características humanas a los animales o a los objetos es un proceso que se denomina "antropomorfismo." Gracia a él, somos capaces de tener largas conversaciones con nuestras mascotas, de respondernos a nosotros mismos pretendiendo que son ellos que lo hacen, compartir nuestra comida con ellos (y del mismo plato), así como también de dormir con ellos en la cama.
Si bien estas personas son vistas como los parias de la sociedad occidental, lo cierto es que tienen muchas enseñanzas para darles a las personas que consideran a los animales meros semovientes.
Hace tiempo que el concepto inteligente-no inteligente se cayó. Hoy hablamos de diferentes formas de inteligencia y la emocional es la que va a la cabeza de las personas que quieren tener éxito y vivir más tiempo.
Al reconocer la existencia de una mente en seres que no son humanos, denota la presencia de empatía, de estar lejos de ser egocéntricos, de humildad y de una noción global del universo. Todo esto se traduce en inteligencia emocional.
Si somos capaces de considerar a un animal como un ser pensante y sintiente, es que tenemos más empatía y perspicacia que aquellos que se limitan a decir: "es solo un perro."
Por lo tanto, hablar con tu mascota, ya sea perro, gato, iguana o araña, denota que eres una persona que sabe que no somos el centro del universo ni los más inteligentes del mundo.
Cuando conversas con tu animalito, quiere decir que lo reconoces como a alguien que es capaz de entenderte y de comunicarse contigo en un lenguaje no humano, y eso te hace una persona realmente grande.
"Lo importante debe ser expuesto al público en general con cada detalle" Fentigo